“Todo cambio es, en su esencia, un cambio de significación”. Desde la primera vez que me encontré con esa afirmación, me pareció una frase enigmática. Si la frase tiene sentido, entonces la significación es algo muy importante.
¿Qué significa significación? Significación es la acción u operación mental por medio de la cual le encontramos o le damos un sentido o significado a una cosa, un hecho, una situación, un acontecimiento, una persona…, con un matiz positivo, negativo o mixto. Ante una colisión, el significado que le puede dar el causante es el de un accidente, mientras que el colisionado puede darle el de una agresión.
“De la actitud que tengamos ante algo, dependerá qué valor tiene eso para nosotros”.
¿Qué actitud tengo ante el trabajo, la amistad, el dinero, la salud, la solidaridad, la religiosidad…? ¿Qué es una actitud? ¿Qué importancia tienen nuestras actitudes? Frente a las personas puede haber una actitud amistosa, empática, solidaria, confiada, servicial… o una actitud hostil, antipática, indiferente, desconfiada, autoritaria, brusca…
Actitud es “disposición de ánimo manifestada de algún modo” (actitud benévola, pacífica, amenazadora… de una persona, de un partido, de un gobierno);“Postura del cuerpo, especialmente cuando expresa un estado de ánimo” (las actitudes de un orador; la actitud agresiva del perro), como indica el Diccionario de la lengua española.
La actitud puede entenderse también como una disposición ante las personas o ante los hechos. La actitud es una conjunción de aspectos cognoscitivos (pensamientos, ideas, significados) de aspectos afectivos (emociones, sentimientos, valoraciones) y de propensiones para actuar de una u otra manera.
¿La actitud produce la significación o la significación produce la actitud? Cuando decimos que una persona es optimista, que tiene una mentalidad abierta, que manifiesta una energía positiva… o, por el contrario, que una persona es pesimista, que tiene una mentalidad cerrada, que transmite una energía negativa…, ¿estamos hablando de actitudes? Actitud y significación, ¿irán de la mano?
Este no es un tema teórico, de elucubración intelectual, de curiosidad filosófica, psicológica o lingüística. Es algo existencial, es algo definitivo en la calidad de vida.
¿Las cosas y los acontecimientos tienen en sí un sentido o tienen el sentido que le demos? La significación, ¿viene impuesta por lo que ocurre o depende de la actitud con que tomemos lo que ocurre? ¿Qué papel juegan lo objetivo y lo subjetivo?
¿Será idealismo o ingenuidad pensar que la vida depende de lo que pensemos de ella?
Todas estas preguntas podrían parecer una simple reflexión, pero ¿de dónde surgen? Son algo experiencial: observando a los demás y observándome a mí mismo, llego a la convicción de lo importante que es la actitud o actitudes con que vivimos y la significación que alcancemos de la vida, de los acontecimientos, de los hechos, de las circunstancias…
Actitudes, porque pueden ser diversas, variables, temporales, cambiantes, diferentes; significaciones, porque no es una sola y la misma para todo, sino que las significaciones también son múltiples, diferentes, variables, progresivas…
La primera frase de la presentación de este artículo la encontré referida a los hechos históricos: todo cambio en la historia o en las instituciones depende del cambio de significación, de idea o concepto, de juicio o valoración, de orden o exigencia, de interpretación. Una cultura se entiende como el conjunto de significados y valores que informan el modo de actuar de un grupo humano. Un cambio de cultura implica un cambio de significados, valores y modos de actuar.
A nivel personal también es válida la afirmación de que todo cambio implica un cambio de significación que lleva a un cambio de actitud y a un cambio de comportamiento. Lo que yo piense de algo condicionará cómo valoro esa realidad y cómo me comporto frente a ella
Hasta aquí se trata de unos planteamientos algo abstractos. Pero ¿qué nos pasa en concreto?, ¿qué importancia tienen nuestras propias significaciones y actitudes?
Ante una situación adversa (económica, laboral, emocional o afectiva, de enfermedad…) no es lo mismo creer que se trata de un castigo, de suerte adversa, del destino, de una desgracia, de que “soy de malas”…, que creer que se trata de una dificultad o un problema frente al que podemos pensar y actuar de manera inteligente, creativa y decidida.
No es lo mismo percibir y valorar de manera negativa el propio país, la propia vida, las propias situaciones, dirigiendo la atención a lo difícil, lo negativo, lo desagradable, lo doloroso, lo injusto…, como si todo fuera así, que balancear la percepción y la valoración, de un modo más realista, según la cual se ve lo negativo y lo positivo, lo desagradable y lo grato, lo doloroso y lo agradable, lo delincuencial y lo honesto, las dificultades y los recursos y capacidades para superarlos.
No es lo mismo dirigir mi atención exclusiva o principalmente a mis contratiempos, mis dificultades, mis limitaciones, mis restricciones, las condiciones indeseables a mi alrededor…, que dirigir mi atención a lo que soy, lo que tengo, lo que puedo aprovechar y utilizar del medio en que vivo, a los recursos de todo tipo que puedo capitalizar… No es lo mismo observarme solo y aislado que solidario y acompañado de los demás.
Así como no me considero una marioneta manejada automáticamente por mis neuronas, sino que mi mente, mi yo, puede intervenir e influenciar en las conexiones cerebrales, así también, la significación y la actitud ante la vida, las situaciones y los hechos dependen parcialmente de lo que yo decida, y no es que se me impongan automática o ineludiblemente por las circunstancias que me “toca” vivir y soportar.
Soy razonablemente dueño de mis significaciones y de mis actitudes. Necesito “entrenarme” para ellas.
Vicente Alcalá Colacios
Octubre, 2021
2 Comentarios
Vicente maravillosa y constructiva reflexión. Muchas gracias.
Vicente: Estás tocando el tema fundamental de por qué el funcionamiento humano no es solo biológico, sino al mismo tiempo capaz de racionalizar,, de valorar, de juzgar, criticas y decidir; es decir de fortalecer la individuación de la persona con la capacidad de crear cultura. Más a fondo, estás vindicando la naturaleza espiritual de la persona humana. Gracias por tus aportes. Saludos.